lunes, marzo 05, 2007

"El café"

1 comentario:

  1. El café

    Mariano José de Larra
    El duende Satírico del Día (26 de febrero de 1828)

    En este artículo el Duende cuenta cómo llega a un café del cual es un cliente frecuente y se sienta a tomar algo. Durante el tiempo que esta en este lugar sentado se dedica a ver como actúa la gente y a escuchar sus conversaciones, para luego apuntarlas en una libreta. Primero escucha una conversación sobre la derrota naval turcoegipcia. Todos creían que consistía en desalojar a los turcos del territorio y un ex militar de por allí aseguró que era cosas de los ingleses, que pretendían apoderarse de Constantinopla para hacer del Serrallo una Bolsa de Comercio. Pero otro de los hombres se acercó al Duende asegurándole que todos se equivocaban, que el que se quedaría el territorio seria el “Aguilucho” y los españoles debían desengañarse.
    En otra mesa hablaban sobre los diarios. Un hombre comentaba que los españoles eran unos brutos escribiendo. Otra persona le animaba a escribir una carta de reclamación pero el primero le contestó que el diarista ni siquiera se merecía una carta de ese tipo ya que había nacido sin cabeza. Entonces empezó a contar una anécdota sobre un cartel que encontró que parecía un anuncio, “El té de las damas”, pero que tras buscar el producto sin encontrar más respuesta que la burla de los comerciantes, volvió a leer el anuncio y se dio cuenta de que era una novela. Esto le pareció disparatado ya que las mujeres españolas no bebían té y ni si quiera hablaban al tomar cualquier infusión. Se despidió pronunciando “pobre España” y mirando su reloj.
    Más tarde el mozo del café se acercó Larra y empezó a hablarle sobre un hombre que había por allí y le contó que siempre invitaba a sus compañeros para alargar una supuesta amistad pero que cuando se le acabara el dinero ellos serían los primeros en reírse de él. Comentó también que siempre le daba propinas pero que al acercarse una pobre anciana a pedirle unos reales empezaba a decir que allá donde fuera siempre se encontraba pobres pedigüeños. Además era un gran deudor que siempre prometía al mozo pagarle las cuentas al día siguiente y nunca lo hacía.
    Al observar otros panoramas del café Larra decidió marcharse, desilusionado, sin ganas de reír siquiera, ya que todo aquello le parecía que el hombre vivía de sus ilusiones y según las circunstancias.
    En la historia se presenta un solo tipo de narrador, que es el Duende. Es un narrador interno, ya que participa en la historia, y en consecuencia habla en primera persona. También se le puede atribuir la cualidad de narrador omnisciente, dado que sabe todo lo que pasa en el artículo. La historia esta narrada en pasado.

    Este es un articulo de costumbres que pretende satirizar y criticar un aspecto de la sociedad española, en este caso se queja de la gente que habla sin saber de que esta hablando realmente, y de los que se quejan de el país cuando son ellos los que principalmente contribuyen a su mala imagen.

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