domingo, febrero 15, 2009


Su amor no era correspondido,l

lamándola con un canto,

cada día desesperado,

se lamentaba de no haberla amado.


Pensó mal de su amor,

y por eso siente dolor.

Cada día huele su olor

de perfume a rosas u otro olor.


Él, al verla, le sube la alegría,

que se termina al acabar el día.

Piensa en un mundo donde la alegría

nunca se acabe en un día.


Prisionero y atado se ve a ella,

de amor, pero también de odio,

por saber que ésta correspondió a otro amor.


Miriam Camacho

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